Uno de esos impactos de la Cuarta Revolución Industrial y la forma como incide en nuestra vida cotidiana son las plataformas digitales de comercio y mensajería, que transforman la manera como consumimos, nos movemos, ocupamos el espacio público y se dan las relaciones laborales.

El profesor José Stalin Rojas, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, señaló que. “hemos catalogado estas iniciativas como modelos de utilidad que no generan un valor equitativo, es decir, hay que prestarles atención, porque están creciendo y después serán incontrolables”.

Algunas de estas plataformas son Uber Eats, Rappi, Domicilios.com, entre otros. Para Camilo Urbano MSc. Planificador Regional y Urbano, filósofo, científico político, jefe de Urbanismo en Despacio “La informalidad en Bogotá ha tenido distintas caras, antes sólo eran los vendedores ambulantes quienes ocupaban el espacio público, ahora son estas plataformas de semiformalidad”.

“Las nuevas tecnologías nos permiten un alcance inmediato de estos servicios sin necesidad de desplazarse, para el usuario es mucho más cómodo, pero esto trae una serie de problemas para la ciudad como desorden, altera la convivencia e inequidad, porque es rentable para los creadores de la app, pero no para los domiciliarios”, comentó Urbano.

Por ejemplo, Rappi, tiene distribución en Colombia, Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay, además próximamente estará en Perú. “Las personas que buscan equidad económica, e incluso población vulnerable, encuentran en estas iniciativas una forma de obtener ingresos, pero el problema es la invasión del espacio público”, señaló Rojas.

Ambos invitados coincidieron en que existe un problema de percepción; a muchos usuarios les gusta utilizar estas plataformas pero les disgusta tener a los ciclotenderos en su espacio público cercano, por ello, los dos expertos recomendaron que no se deben observar como un problema, sino como una nueva dinámica que necesita regulación desde el Estado.

¿Qué medidas se pueden tomar?

Este es un fenómeno que se está dando en distintas ciudades del mundo, por ello los gobiernos están tomando medidas, unas represivas, otras conciliatorias y algunas regulatorias. “Se debe incentivar que las personas hagan un control social a los ciclotenderos; además estas plataformas deben ayudar a organizar los sitios donde se ubican sus domiciliarios para no obstruir el paso de los demás. Por  último, está la autoregulación para que funcione de manera equitativa para todos los actores involucrados, es decir, las nuevas tecnologías no eximen a los empleadores de pagar los impuestos y las obligaciones con sus empleados” indicó Rojas.

Para Urbano, el camino es la corresponsabilidad. “Hay que generar unas condiciones favorables para los trabajadores, preservando el espacio público y sin que se ponga en riesgo la seguridad, ni la libre competencia”, concluyó el filósofo.