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La política urbana en el inicio del Plan de Desarrollo 2022-2026

Publicado el Domingo, 03 Septiembre 2023, en Divulgación académica, Destacados

Se cumple el primer año del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 y si se mira con cuidado y por obvias razones, gran parte de las políticas propuestas se orientan al conjunto territorial que se centra en la ciudad, bien como objeto social y económico o bien como componente espacial de la nación. Sin embargo, son muy pocos los temas específicos referidos al espacio urbano y a la gestión de su crecimiento.

Escrito por:

**Fernando Montenegro Lizarralde

Dos de los ejes de transformación se refieren a aspectos fundamentales de la planificación, el desarrollo y el ordenamiento: El ordenamiento del territorio alrededor del agua y la intención de la convergencia regional.

En general, la localización de los sistemas de ciudades responde a las posibilidades climáticas y a la existencia de agua y alimentos, inclusive en las situaciones más extremas en Colombia. Esto es un hecho, la mayor parte del sistema se ubica en la cuenca del Magdalena, en donde tales condiciones están presentes y se destacan de lejos frente a los otros cuatro componentes territoriales, el Pacífico, el Caribe, el Orinoco y el Amazonas, en donde la condición tropical limita las posibilidades de grandes concentraciones.

La localización del sistema de ciudades es una cualidad que surge con el poblamiento original del territorio por los diversos grupos indígenas, sirve de base a la conquista y colonia por parte de los españoles después del siglo XVII y se potencia en su crecimiento poblacional a partir del siglo XX, convirtiendo al país en una de las mayores concentraciones urbanas del continente. A partir del acento en el crecimiento urbano en la década del sesenta XX y la obligación normativa de formular los planes de ordenamiento territorial al finalizar el siglo, el país avanza en el conocimiento de las limitaciones en la provisión del agua y la necesidad de un manejo adecuado.

El Plan de Desarrollo incorpora esta condición y la asume como uno de los ejes de transformación, “…donde la protección de los determinantes ambientales y de las áreas de especial interés para garantizar el derecho a la alimentación sean objetivos centrales que, desde un enfoque funcional del ordenamiento, orienten procesos de planificación territorial participativos…”, modificando la Ley 388 de 1997 y con ello, obligando a considerar como una determinante “…la conservación, la protección del ambiente y los ecosistemas, el ciclo del agua, los recursos naturales, la prevención de amenazas y riesgos de desastres, la gestión del cambio climático y la soberanía alimentaria…” y “…Las áreas de especial interés para proteger el derecho humano de la alimentación de los habitantes del territorio nacional localizadas dentro de la frontera agrícola…” Es un hecho que se encuentra en vigencia, el cual cubre la formulación y adopción de los planes de ordenamiento territorial y de sus modificaciones.

En cuanto al segundo eje de transformación, la convergencia regional, la Ley 388 de 1997, incorporaba como objetivos del plan de ordenamiento territorial, los suelos de protección, rurales y urbanos, con cierta preeminencia en el ordenamiento de los últimos. El Plan de Desarrollo en su capítulo VI impone la necesidad de concebir modelos de desarrollo supramunicipales para lograr la integración de los territorios. Es un punto esencial en la concepción del ordenamiento, entendiendo que la delimitación político-administrativa es un obstáculo para comprender el territorio en todas sus consideraciones y una dificultad para buscar medios de ordenamiento más amplios y universales que permitan integrar la concepción social de las comunidades más allá de los límites artificiales generalmente alejados de la realidad geográfica.

Con respecto a este eje de transformación, el Plan de Desarrollo, define en primera instancia una política para el desarrollo integral del Pacífico, que es una de las cuatro grandes cuencas condicionadas por los factores climáticos del trópico húmedo y por su condición geográfica longitudinalmente adyacente a la cordillera occidental, próxima pero marginada del desarrollo urbano de Antioquia, el Valle del Cauca, el Cauca y Nariño. Hecho que se cita al considerar los paros cívicos, planes de acción territorial y los planes formulados a partir del conflicto armado.

El sistema de ciudades de la cuenca del Pacifico se localiza en forma muy precaria. Hay tres grandes núcleos urbanos aislados y sin posibilidades de conformar una aglomeración funcional: Quibdó, Buenaventura y Tumaco; el primero, situado sobre el cauce del Atrato y gravitando en forma lejana sobre las aglomeraciones urbanas de Aburrá y el eje Cafetero, y las otras dos, situadas en el litoral del Pacifico, gravitando sobre las aglomeraciones urbanas del Valle del Cauca y Nariño.

El resto del sistema de ciudades corresponde a núcleos aislados en suelos poco productivos y con sistemas muy precarios de conexión y comunicación. Es una situación difícil que requiere urgentemente de inversiones importantes que les permitan a las comunidades lograr una particular integración con el país y con ello, superar los problemas derivados del conflicto generado en el contrabando y la delincuencia, hecho que esconde una seria situación de marginalidad y segregación frente a la Colombia desarrollada.

Es evidente que un Plan de Desarrollo cuatrianual no puede enfrentar todos los problemas del país. Pero ante el crecimiento demográfico en el sistema de ciudades y en los contextos geográficos menos favorecidos, la situación de la ciudad no puede seguir apoyada exclusivamente en la capacidad de la ciudadanía para solucionar los problemas, por lo que sería necesario en el futuro, pensar en dónde está el eje de crecimiento del país, qué temas se relacionan con las características territoriales de las comunidades y qué instrumentos se deben idear para buscar un crecimiento generalizado en donde quede claro el rol de cada zona, sin imaginar una solución generalista que iguale lo inigualable. Colombia es un país de regiones distintas, pero complementarias.

El Plan de Desarrollo parte de la idea central de conformar fuentes de inversión orientadas a cuatro temas básicos: agua potable y saneamiento básico, energización rural soportada en un plan de energías alternativas sostenibles, conectividad y transporte y conectividad digital. Cuatro aspectos, que, dadas las condiciones fisiográficas del territorio, requerirán de inversiones importantes por encima del promedio nacional y con posibilidades muy bajas de retorno de la inversión, aspecto que no se contempló en el Plan de Desarrollo, el cual sigue los lineamientos estandarizados contemplados en la actualidad.

En forma paralela, se define un plan de vivienda de interés social, enmarcado en las condiciones de construcción utilizadas en los últimos años. Situación que se presenta similar a la mencionada en los anteriores temas básicos citados. El costo de la vivienda en un territorio con comunicaciones difíciles y precarias implica una inversión superior a la contemplada en el marco de las grandes ciudades o en los contextos campesinos de la cuenca del Magdalena, lo cual plantea una dificultad conceptual no resuelta que pueda fallar en el momento de implementación de la política o minimizar su efecto, con graves consecuencias en las posibilidades de una adecuada y efectiva convergencia regional.

El Plan de Desarrollo prevé una solución a las viviendas situadas en lugares de difícil acceso, pero únicamente define como objetivo territorial el departamento del Chocó y los planes de renovación urbana, que en el contexto de la cuenca del Pacifico, es una utopía imposible.

Aparte de estas dos líneas de planeación, el Plan de Desarrollo define un conjunto de medidas genéricas para todo el territorio nacional: obras por impuestos en Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado y en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, cierre de programas de subsidio familiar de vivienda de interés social y prioritario, formulación de planes de formalización de propiedad privada orientados a las comunidades de bajos recursos o con enfoque diferencial que reconozca “…las condiciones socioeconómicas, y culturales de los pueblos indígenas, las comunidades negras, afrocolombianas raizales, palenqueras, campesinas y de grupos poblacionales específicos, especialmente de la población víctima del conflicto armado, incluyendo para este último, el diseño de estrategias encaminadas a superar las barreras para la utilización de subsidios no aplicados en vigencias anteriores…”, fortalecimiento de los instrumentos para la financiación del desarrollo regional y la renovación urbana y la obligación de formular programas de fortalecimiento de la vivienda diferencial, refiriéndose a “…la vivienda de interés cultural, que permitan e incentiven el uso de materiales y sistemas alternativos fundamentados en las características locales, regionales, geográficas, culturales e históricas de la región o sector del territorio…”

Es un conjunto de ideas que fortalece las políticas encaminadas al crecimiento del sistema de ciudades, dentro de las líneas tradicionales del ordenamiento, pero ampliando ciertos aspectos particulares de las comunidades que la historia del país marginó de los procesos más avanzados de urbanización, en una visión única que deviene de las intenciones sociales de Europa en el siglo XIX, materializadas por la arquitectura y el urbanismo moderno del siglo XX.

Un tema ausente en el Plan de Desarrollo es el intenso proceso de aglomeración urbana que tiene lugar en torno de las grandes ciudades y que se avista como el centro del sistema de ciudades en la actualidad y en el futuro inmediato. Por el momento seguirá siendo el motor de crecimiento a partir de las convicciones de vida que las comunidades tomaron históricamente.

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    **Arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia, consultor urbanístico en distintas entidades y profesor adjunto del IEU, UNAL. Fue vicerrector de la UNAL, sede Bogotá, decano de la Facultad de Artes y profesor del programa de Maestría en Urbanismo y de la Especialización en Diseño Urbano en la Facultad de Artes de la misma institución. Docente de la Maestría Miembro del Consejo Nacional de Monumentos y del Consejo Nacional de Arquitectura y Profesiones Afines. Profesor del Instituto de Estudios Urbanos.

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: ciudades, Desarrollo
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