Las ciudades son sistemas complejos que se encuentran interrelacionados por diversos procesos y dinámicas territoriales que se expresan a escala local y global. Por tanto, los sistemas de ciudades deben evolucionar hacia un estado de integración y articulación que les permita optimizar sus ventajas comparativas y competitivas, en un marco de equidad social, ambiental, económica y política. En Colombia, se cuenta con diferentes esquemas asociativos de articulación y desarrollo territorial, tales como, las áreas metropolitanas, las asociaciones de municipios y las regiones administrativas y de planificación. Estas últimas, se configuran como instrumentos para el desarrollo económico y social de la región, a escala supradepartamental.

El sistema de ciudades de la Región Administrativa y de Planeación Especial, Región Central (RAPE-RC), se conforma actualmente por el Distrito Capital y los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta y Tolima. Este esquema asociativo orienta su visión regional a que “en el 2030 la RAPE Región Central se consolidará como un territorio con equilibrio social, económico y ambiental, culturalmente diverso y globalmente competitivo e innovador”. Esta apuesta involucra a los 353 municipios que la conforman, donde la heterogeneidad territorial ofrece una serie de oportunidades y retos, en un escenario de alta diversificación y baja especialización de sus actividades.

Al momento de la implementación de la RAPE-SC, en el año 2014, contaba con la participación del Distrito Capital y cuatro departamentos (excepto Huila), con una estructura vertical del sistema de ciudades que se representaba por un territorio donde el 84% de la población se concentraba en las cabeceras de los municipios y una jerarquía urbana representada por un primer nivel conformado por Bogotá. En un segundo nivel están los municipios de Ibagué, Villavicencio y Soacha. El tercer nivel está conformado por los municipios de Tunja, Sogamoso, Fusagasugá, Facatativá, Duitama y Zipaquirá. En el cuarto y último nivel se ubican los municipios restantes que hacen parte de este esquema asociativo.

De acuerdo con el índice de primacía, este indica que el sistema de ciudades es macrocéfalo, teniendo en cuenta que la concentración de las actividades económicas se encuentra en el Distrito Capital. Con respecto a la estructura horizontal de la RAPE-SC y de acuerdo con el índice Clark–Evans, la distribución general de los habitantes es aleatoria con relación a los cinco centros urbanos más representativos.

La funcionalidad dentro del sistema de ciudades muestra que Bogotá, Tunja, Villavicencio e Ibagué presentan diferentes niveles de especialización distribuidos en siete sectores productivos. En este contexto, la ventaja de contar con urbes especializadas permite complementar las actividades económicas y sociales. Sin embargo, para el alcance de los objetivos propuestos, es necesaria la planificación y la gestión orientada a reducir las brechas que imponen la desigualdad, la marginalidad, el desempleo, la segregación y la pobreza, en el marco de procesos de ordenamiento territorial y políticas que aborden integralmente las dimensiones social, ambiental, económica y política, en los territorios.

Actualmente, la RAPE-SC está ad portas de cumplir nueve años desde su implementación. Cuenta con cinco ejes estratégicos relacionados con la competitividad y proyección internacional, gobernanza y buen gobierno, seguridad alimentaria y desarrollo rural, sustentabilidad ecosistémica y manejo de riesgos, e infraestructura de transporte, logística y servicios públicos.

En este marco de acción, los retos planteados se mantienen, los cuales están asociados con la integración regional y la compatibilidad de los diferentes instrumentos de gestión, desde una visión conjunta y de colaboración multinivel mediante mecanismos de cooperación local, nacional e internacional, a través de la implementación de políticas públicas claras y sostenibles, enfocadas en el respeto de los derechos colectivos, el bienestar de los habitantes y la equidad social, así como la sustentabilidad ambiental en los territorios. Es necesario el fortalecimiento de las redes de transporte y comunicación, la consolidación de los servicios de educación, salud y recreación de calidad y acceso para toda la población, así como, la modernización de la infraestructura nacional, y los procesos de revitalización de los principales centros urbanos, bajo enfoques innovadores y adaptados al contexto de los territorios.

De igual manera, la planeación y la gestión en la RAPE-SC no pueden ser ajenas y estar desarticuladas de las acciones democráticas que, desde un enfoque multidimensional, complejo y de equidad social, busquen superar las problemáticas que actualmente se han derivado por causa de la inseguridad alimentaria, la discriminación, el narcotráfico, la crisis climática, la pandemia por COVID-19 y la continuidad de los conflictos armados, a escala local y global.

Si el lector desea mayor información sobre la temática expuesta en esta nota puede consultar el artículo “El sistema de ciudades en la Región Administrativa y de Planeación Especial, Región Central (RAPE-RC), Colombia” del IEU. Para ello ingrese aquí