El profesor Fabio Zambrano, adscrito al Instituto de Estudios Urbanos, de la Universidad Nacional, moderó la charla con los expertos invitados al programa Observatorio Urbano, de UN Radio, quienes analizaron el panorama del aprovisionamiento de agua en las ciudades.

Al respecto, se recordó que el crecimiento urbano en el mundo es imparable, toda vez que en promedio y en las grandes urbes del planeta se registra un aumento de cinco millones de habitantes cada mes.

Por esta razón, los desafíos en el desarrollo urbano, como el suministro y saneamiento del agua para las ciudades es un tema central de las administraciones locales, ya que tiene consecuencias lesivas si no se asume de la mejor manera.

En tal sentido, las ciudades se enfrentan a la falta de acceso al agua saludable y al saneamiento de la misma, así como al aumento de desastres, como inundaciones y sequías.

En zonas rurales de todo el planeta, 653 millones de habitantes no tienen acceso a una fuente mejorada de agua potable, mientras el 96 % de la población urbana tiene acceso a este tipo de fuentes.

El profesor José Daniel Pabón, asociado al Departamento de Geografía de la Universidad Nacional y doctor en Geografía con especialidad en meteorología, comentó que la zona geográfica y el clima son factores para tener en cuenta, ya que las alteraciones en este último afectan a las ciudades y los sectores donde se encuentran las cuencas hidrográficas.

Afortunadamente para Bogotá, se encuentra en un sector privilegiado ya que está en medio de las cuencas del oriente y occidente, por tal motivo no sufre de falta de agua; cuando en una de las cuencas hay faltante del líquido en la otra hay exceso, así que se van alternando durante todo el año.

En cuanto a los cambios climáticos registrados, estos son mínimos y hay que mirarlos a largo plazo, es decir a unos 50 años. Y aunque por el clima no se presentarán problemas de falta de agua, según el experto, los problemas radican en el suministro y el consumo.

Entre tanto, el ingeniero civil Carlos Alberto Acero, especializado en Gerencia de Proyectos de Ingeniería y quien trabajó con la empresa de Acueducto de Bogotá, analizó la situación geográfica, climática y redes de suministro de agua para la ciudad.

El 70 % del abastecimiento de Bogotá proviene de un trasvase de cuenca. Lo ideal es que una ciudad tome el recurso del agua de su propia cuenca, no de una alterna, que es lo que sucede con la capital.

Esto ha generado un crecimiento acelerado, ya que detrás de la demanda de agua, viene la de energía eléctrica, gas, vivienda, industria, etc. Bogotá consume por segundo entre 15 a 16 metros cúbicos de agua; de este porcentaje una mínima parte la consumen los municipios vecinos.

El mayor inconveniente para Bogotá y su aprovisionamiento está en el riesgo que tiene la red de distribución, por cuanto los sitios donde se almacena agua están muy retirados, por ejemplo en el norte se encuentran los embalses de Chingaza y de Chuza, que llegan a San Rafael y de ahí siguen para Bogotá. Por el sur está Tibitoc, Vitelma y la planta de tratamiento Francisco Wiesner.

El riesgo mayor radica en los derrumbes, pues los conductos por donde recorre el agua se verían afectados en una de estas eventualidades. La ciudad se quedaría entre seis meses y un año sin agua mientras duran los arreglos, una perspectiva que no es muy buena.

En relación con la potabilidad o calidad del agua, la contaminación es el riesgo mayor, señaló el ingeniero invitado. El río Bogotá recibe descargas de los embalses en un 30 %. Esta agua es sucia y contaminada y no es posible limpiarla en su totalidad.

En cuanto al resto del país hay que revisar la situación de algunas ciudades, especialmente las pequeñas urbes, las cuales, en casos extremos de falta del servicio, sería más recomendable reubicarlas. Con una reubicación se reducirían los costos para llevar agua y así ganarían los mismos municipios y el país.