Los procesos de metropolización han sido naturales, son consecuencia del crecimiento de las ciudades en el mundo. Distintos estudios de la ONU comprueban que hoy la población mundial es mayoritariamente urbana. Este crecimiento no ha sido ajeno a las ciudades colombianas que con sus particularidades construyen, a la luz de la figura de las áreas metropolitanas, procesos de organización administrativa que pretende articular procesos de gobierno, ordenamiento territorial, desarrollo económico, protección ambiental entre otros hechos metropolitanos.

Según la Constitución política colombiana, la conformación de un Área Metropolitana en Bogotá requiere del desarrollo y discusiones de profundidad; por su potencialidad de megapolis, su peso económico (más del 25% del PIB), su peso político (capital y lugar de localización de las entidades como ministerios, presidencia, congreso, etc.), poblacional (supera los 10 millones de habitantes), entre otras. Esas discusiones han empezado y se encaminan a dar diferentes oportunidades con el fin de consolidar dicha entidad administrativa entendiendo y reconociendo que las relaciones entre Bogotá y sus municipios aledaños ya tienen un carácter de interdependencia profunda.

Hasta el año 2020 parecía que no se consolidaría una figura que diera orden a esa interdependencia; esto volvió a poner en boga la discusión de la necesidad y las características que debería tener dicha entidad metropolitana. Es fácil encontrar posiciones que plantean que la discusión pasa por un aspecto netamente técnico; la consolidación de la arquitectura institucional y jurídica. El artículo pretende profundizar en una discusión que sobrepasa el tema de forma y trae consigo una política sobre intereses económicos, sociales, ambientales entre otros.

Se profundiza en un pequeño contexto de las relaciones de Bogotá con los municipios aledaños; las realidades económicas luego de 30 años de neoliberalismo y políticas existentes; los intereses de diversos actores sobre las rentas y las decisiones de enfoque económico. Desde allí, la necesidad de discutir las potencialidades, obstáculos y desafíos que tiene la consolidación de un ente metropolitano y regional, que reconozca las realidades materiales actuales y además permita fortalecer la participación ciudadana como forma democrática del territorio evitando reproducir actitudes de una imposición autoritaria en la construcción del espacio que ha traído como consecuencia pobreza, desigualdad, marginalización. Estas han sido una de las causas con mayor impacto en los procesos de violencia del país.

Si el lector desea mayor información sobre la temática expuesta en esta nota puede consultar el artículo “Área metropolitana Bogotá-Cundinamarca: Potencialidades, obstáculos, retos" publicado en la revista “Ciudades, Estados y Política” del IEU. Para ello puede ingresar aquí.