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Gestión inteligente del territorio. Insumos para ver y actuar de otra manera

Publicado el Friday, 07 October 2022, en Divulgación académica, Destacados

La noción de Smart City (Ciudad Inteligente) es de muy reciente aparición y pese a ello, por curioso que parezca, resulta difícil ubicar con alguna precisión el origen del término. A esta imprecisión se suma un variado conjunto de aproximaciones conceptuales que permite que la noción sea utilizada de acuerdo con diferentes puntos de vista, intereses disímiles o propósitos igualmente variados.

 

Jaime Franky Rodríguez*

Como quiera que sea, en las distintas aproximaciones existen un par de constantes qué nos permiten suponer que entendemos lo mismo cuando hablamos de ellas: la interconexión entre diferentes componentes y subsistemas constitutivos de la ciudad contemporánea y el soporte tecnológico de dicha interconexión, particularmente en las tecnologías de información y la comunicación, al punto que algunos sugieren que las ciudades inteligentes se derivan de la idea de ciudades digitales.

En el IEU hemos preferido preservar la inteligencia, mientras ello sea posible, para las personas y no asignarla a los centros urbanos o las cosas. Por eso aquí hablaremos de Gestión Inteligente del Territorio, pero nos serviremos de parte de lo que se ha avanzado en referencia a las ciudades inteligentes.

Partimos de compartir y adoptar como premisa básica para la gestión inteligente del territorio lo propuesto por el Banco Interamericano de Desarrollo - BID: la idea de Ciudad Inteligente se refiere a “aquellas urbes que ponen el ser humano en el centro del desarrollo “. Esa sería la premisa que le da sentido a la discusión en torno a la Gestión Inteligente del Territorio, cuestión que entendemos aquí como un campo de observación, más que como un campo de estudio, en la medida en que su desarrollo reciente aún no permite una consolidación única de los referentes que la determinan. El ser humano es el que define inteligente y colectivamente la gestión, en beneficio de las comunidades de seres humanos que habitan o transitan el territorio. 

El mismo BID avanza en la caracterización de la Ciudad Inteligente anotando que “… incorpora Tecnologías de la Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana. Al promover un desarrollo integral y sostenible las Smart Cities se tornan más innovadoras, competitivas, atractivas y resilientes mejorando así las vidas“1.

Por estas latitudes también hay aproximaciones con los matices propios de los equipos que las producen: “Es una ciudad innovadora y conectada, cuyo foco es la mejora en la calidad de vida de las personas que la habitan y visitan; que implementa y usa tecnologías de la información y las comunicaciones para brindar oportunidades a las personas, que busca dar respuestas a sus necesidades y establecer canales para el diálogo y colaboración permanente entre los diferentes actores que la conforman“2.

Ahora bien, reconociendo al ser humano en el centro de la cuestión y el carácter tecnológico de la gestión de la ciudad en esta perspectiva, le apuntamos aquí a la incorporación del conocimiento, de manera explícita, en la Gestión Inteligente del Territorio, como motor esencial en el mundo contemporáneo para el logro de bienestar y desarrollo económico.

La gestión inteligente del territorio tendría dos pilares fundamentales:

Decisiones basadas en datos y soluciones basadas en conocimientos. Decir decisiones basadas en datos equivale a decir decisiones basadas en evidencia, una de las características de la Gestión Inteligente del Territorio es que los datos se capturan con la participación directa o indirecta de la ciudadanía, es decir, tienen una mayor posibilidad de ser ciertos y ajustados objetivamente a la realidad, a la vez que pueden ampliar cuantitativamente, de forma significativa, el universo de observación. Se habla con frecuencia del crecimiento exponencial de datos como potencial para el diagnóstico y la gestión, lo que requeriría de una nueva mirada para la realización de los diagnósticos y de una reorganización de la gestión.

Esta característica da a su vez, una de las posibilidades más potentes de la gestión inteligente del territorio, la de tomar decisiones en tiempo real permitiendo superar, en muchos casos, estudios previos en el sentido convencional en el que los conocemos.

Por su parte, cuando hablamos de soluciones basadas en conocimiento, se propone que estas estén en primer lugar, articuladas al entorno, de donde se supone que no hay modelo universal de gestión inteligente del territorio, sino que debe ajustarse a las particularidades locales del mismo. En segundo lugar, que las soluciones tengan un carácter integral o una mirada concurrente, es decir, que se considere el carácter multifactorial de los problemas de la ciudad de hoy. 

Dar valor al conocimiento es algo relativamente ausente en nuestro medio. Quizás allí esté uno de nuestros retos más significativos, ponerlo 

a circular socialmente, valorarlo, apropiarlo, articularlo en nuestra vida diaria y multiplicarlo de forma permanente. Por suerte, siguiendo a Yuval Noah Harari: “El conocimiento ….  es un recurso en aumento: cuanto más lo usamos más tenemos“.

En nuestro contexto, en diferentes sectores (administración pública, banca, comercio), se han adoptado ya soluciones que, en el campo del manejo de la información, cumplen con la idea de que los que se desplazan son los datos no las personas, una de las características de la Gestión Inteligente del Territorio. Si consideramos que en esta se pueden advertir estadios diferentes de madurez que coincidirían con: a) la existencia de soluciones dispersas, b) la existencia de soluciones agregadas o articuladas y c) la de soluciones integradas concebidas centralizadamente, estaríamos, cuando menos, en la dirección correcta.

La adopción del modelo de Gestión Inteligente en el Territorio requiere de la reorientación de recursos y el desarrollo de capacidades, de la constitución de equipos y desarrollo de nuevas habilidades de gobierno. Si bien podría pensarse en llegar a ella desde la perspectiva de la planeación centralizada, en nuestro contexto pareciera más acertado ir avanzando gradualmente a partir de la priorización de los campos o sectores en los que es conveniente su aplicación o de la interconexión de aquellos subsistemas que cuentan con insumos o soluciones de gestión inteligente y están más cerca de poder hacerlo.

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    Realizada por: Jaime Franky Rodríguez

    *Arquitecto y Magíster en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Ex decano de la Facultad de Artes y ex vicerrector de la UNAL, sede Bogotá. Actualmente es profesor del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia. 

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Actuar, Gestión, Insumos, Inteligente, Territorio
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